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¿Es el neuromarketing ético?

  • trot14
  • 25 nov 2017
  • 2 Min. de lectura

Cuando pienso en diseño y comunicación mi cabeza siempre tira hacia diseño, imaginar formas que varían a mi antojo.

Pero de alguna manera se ha de transmitir estos mensajes.



La publicidad no es algo raro para nosotros ya, vivimos con ella desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.


Y no todas las empresas cumplen los estándares de ética social, y por consiguiente, así nació el neuromarketing.




¿Pero qué es esta ciencia?




El neuromarketing es el uso de la ciencia para estudiar el comportamiento de un posible cliente o consumidor ante un producto. Estímulos de recompensa, la fluidez de nuestra sangre o el impacto que ocasiona en nuestro cerebro imágenes, colores o formas.



Teniendo en cuenta esta definición, creo que todo estudio que mejore la experiencia de comercio es bueno y bienvenido.



El problema es el uso de la información recolectada por estas investigaciones, ¿dónde está la línea que separa lo ético de lo que no? ¿Para qué usarán esta información las empresas? Para mejorar nuestra experiencia o para obtener más beneficios sin que si quiera sepamos que estamos siendo “controlados”



Esto me hace pensar que cada vez compramos menos con el corazón y más por estímulos en el cerebro. Cada vez que salimos a la calle o hacemos cualquier actividad cotidiana, estamos siendo bombardeados con publicidad, o directamente nosotros somos la publicidad poniéndonos unas zapatillas Nike.

Cuando tenemos una necesidad ya sabemos que marcas la solventarán antes de asegurarnos que la necesitamos.





¿A qué nos lleva todo? A la manipulación con otro nombre.






En el vídeo de “no pensi compri”, hay un momento en el que los creadores nos enseñan un grupo de empresarios que están siendo instruidos en el neuromarketing, y todos ven que es posible intervenir con medios hábiles (como el olor o el control del miedo) en temas comerciales y al servicio de intereses particulares. La definición de manipular en la RAE.

Pero todos los empresarios de la reunión están de acuerdo en usar estas técnicas poco éticas para obtener más beneficio.



Con todo esto, estoy en contra del neuromarketing. Creo que los beneficios que se podrían sacar para mejorar la experiencia no son suficientes si no podemos controlar el uso de éstos por parte de las empresas.




Al final lo único positivo que se puede sacar de los estudios ya realizados será cómo evitar estas prácticas y ser controlados o manipulados.


 
 
 

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